Una breve historia de las cofradías

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Las Cofradías Gastronómicas españolas

Si bien es cierto que algunos historiadores ubican el nacimiento de las cofradías gastronómicas tras la pax romana, allá por el siglo VI de nuestra era, otros la ubican en el siglo XII en Francia, con la firma de la creación del Jurado de Sant Emilion, por parte del Rey de Inglaterra Juan Sin Tierra y, a su vez, duque de Aquitania, entre cuyas atribuciones tenía encomendada el control y calidad de los vinos de esta región francesa.

En España, la documentación actual nos lleva al año 1503 (si bien está en continuo objeto de revisión), en que nos sitúa ante una de las cofradías más antiguas conocidas, la denominada cofradía de San Sebastián, que no se formaliza hasta el año 1586, según el Libro de la Cofradía. Se localizada en Lleida y fue creada por el rector de Cirés, D. Aparicio Navarro, tras un brote epidémico de la villa de Pont de Suert. Desde entonces más de 400 cofrades se reúnen durante tres días de enero y celebran una fiesta gastronómica.

La aparición de las cofradías en los pueblos y comarcas del Pirineo catalán (Ribagorça, Pallars y Vall d’Aran) se enmarca dentro de un movimiento asociativo iniciado en el siglo XVI, encaminado a hacer frente común ante las pestes y otras adversidades. Las cofradías eran asociaciones profundamente religiosas y devotas al santo que las había originado, pero por encima de esto, eran asociaciones asistencialistas y gremiales. Los cofrades hacían una aportación de una cuota anual en metálico o en especie y, a cambio, tenían derecho a percibir servicios médicos de atención a enfermos y enterramientos. La aparición de hospitales y cementerios con nichos, hizo innecesaria esta misión y los cofrades se constituyeron en sociedades gastronómicas.

En la Cofradía de San Sebastián de Pont de Suert, participaban tanto los miembros de familias del pueblo como de otras casas de la comarca, especialmente las poblaciones que se encontraban bajo el dominio del monasterio de Lavaix. En Pont de Suert había otra cofradía con la misma finalidad, las mismas obligaciones y el mismo tipo de cofrades, pero estaba bajo la invocación de San Eloy.

Cada año durante tres días, del 19 al 21 de enero, Los más de cuatrocientos miembros de la Cofradía de San Sebastián, se reúnen y hacen una fiesta culinaria, con productos típicos cocinados siguiendo la tradición del pasado. Productos de la tierra y también elaborados con cordero y embutidos denominado Girella. A las comidas solo tienen acceso los hombres y son preparadas por las mujeres de los priores, que son los responsables de la Junta de Gobierno de la cofradía que se renuevan durante la fiesta. La forma de renovación es muy singular: se reparten naranjas a todo el mundo en el postre del día 21 de enero, menos a dos personas que se les dan sendas manzanas y, a partir de ese momento, son los nuevos priores de la cofradía. Este cargo es irrenunciable.

Quinientos años después, en el año 2003 nace la Federación Española de Cofradías Vínicas y Gastronómicas FECOES, a instancias de varias cofradías amigas, que consideraron la forma federativa como la más idónea para preservar las costumbres gastronómicas y mantener los lazos de amistad entre sus miembros.

Tras los acuerdos de mayo en Segovia de 2004, ve la luz la FECOES y su fundación el 23 de Octubre de este mismo año en la ciudad de Burgos, teniendo entre sus objetivos el de fomentar y desarrollar los numerosos recursos agroalimentarios españoles, ensalzar sus extraordinarias cualidades, y animar al consumo de los mismos destacando, sobre todo, su peculiaridad y caracteres diferenciados en las diferentes Comunidades Autónomas.

El deseo de funcionamiento bajo una Organización nacional, como es la FECOES, hace que una vez al año el foro de discusión y aprendizaje e intercambio de conocimientos gastronómicos y culturales se desarrolle en el respectivo Congreso Nacional, cuyo máximo exponente y primer Acto de estas características tuvo lugar el 11 de junio de 2005 en la ciudad de Oviedo, donde se degustaron los diferentes productos autóctonos asturianos y se pudo asistir a una muestra gastronómica del resto de productos de las regiones asistentes.

El éxito de este Congreso quedó asegurado por la continuidad del realizado en Cantabria el 9, 10 y 11 de junio de 2006, donde la gastronomía cántabra, su cultura y sus costumbres fueron el centro de atención de todos los asistentes en medio de las muestras agroalimentarias traídas de todos los lugares de España.

En el seno internacional, la FECOES, con un número elevado de sus cofradías, ha participado igualmente en la mayor muestra gastronómica europea celebrada en Verona el 11 de noviembre de 2005, donde se dieron cita más de 80 cofradías procedentes de unas 50 regiones europeas, que sirvió para ampliar los lazos de amistad entre los países de la Unión allí representados.

Ahora le toca el turno a Oporto, en noviembre de 2006.

Y en España ya son nueve las regiones cuyas cofradías están federadas en FECOES, desde Asturias hasta Andalucía y desde Castilla-León hasta la Comunidad Valenciana.

Si el siglo XIX conoció el surgimiento de las sociedades gastronómicas vascas, con el nacimiento en 1843 de la Sociedad denominada La Fraternal, el siglo XX fue, sin lugar a dudas, el despegue y nacimiento de las cofradías y asociaciones gastronómicas en el resto de España y, fruto de los intercambios y asistencia a los respectivos capítulos, se conocen las variopintas costumbres de los pueblos pintorescos o ciudades donde están afincadas y, por extensión, de los productos que promocionan o defienden.

Así pues, esta eclosión de asociaciones que mantienen una fidelidad a sus tradiciones hacen que las Cofradías Gastronómicas sean consideradas un homenaje al placer de degustar un producto específico de alta calidad, unido a la sociabilidad de sus miembros, evitando que se pierdan los valores y especialidades gastronómicas regionales o locales que tanto tiempo han costado mantenerse en el pasado.

En definitiva el valor más importante de las cofradías gastronómicas es el mantenimiento de un valor histórico que forma parte de la idiosincrasia de los pueblos y un premio a sus tradiciones evitando, si cabe, la tan no deseada globalización.

Carlos Martín Cosme

Presidente de FECOES y del

Consejo Europeo de Confradías (CEUCO)