Los amigos de 
      los de los Nabos de la Foz de Morcín en el Principado de Asturias
      
      celebraron su 
      III  Gran Capítulo
      
      La Cofradía  
      Amigos de los Nabos de la Foz de Morcín, celebró su III Gran Capítulo 
      al sonido de las gaitas asturianas.
      
      Las 26 cofradías de España, Portugal y 
      Francia que asistieron a este evento disfrutaron de ese magnífico valle 
		natural que es la Foz además de la hospitalidad de esta cofradía que no 
		quiere perder una tradición que se remonta al mundo culinario romano y 
		es el pote de nabos cuyas propiedades son excepcionales y 
		gastronómicamente un producto tan humilde hace que los comensales hablen 
		de las maravillas que se puede hacer con este tubérculo. El día acompañó climatológicamente y 
      se pudo realizar el desfile por el pueblo con la consiguiente nota de 
      color.
      
      Después de la misa, se celebro el III Gran Capítulo, 
      dirigido con maestría y lujo de detalles por Samuel, quien fue llamando a 
      los nuevos cofrades de honor que iban invistiéndose por el Presidente, 
      Pepe Sariego, quien al grito de "besa el nabo" para que besaran 
      dicha hortaliza, procedía a investir a los nuevos cofrades. Este año 
		recayeron los premios, entre otros, en Ramiro, un ilustre peluquero, 
		cuya modestia, aparte de ser peine mundial de oro, reconoció la 
		magnifica labor de este cofradía y recordó lo importante que es la 
		amistad.
      
      Un ágape en el 
      Restaurante La Gruta, de Oviedo, continuó con los acontecimientos en el 
      que se sirvió un paté de nabos y como plato estrella y tradicional el 
      Pote de Nabos, cuya excelente realización se debe a un cofrade de la 
      Cofradía que estuvo pendiente de que dicho plato fuera el manjar de lo 
      asistentes. Y lo consiguió. Por último un queso típico de la Foz de Morzin: 
      afoga el fitú, en sus dos variedades blanco y rojo, que fueron ofrecidos 
      antes del postre asturiano: casadielles.
      
      El final de la comida fue amenizado por un 
		imitador y se cantó el fado de Coimbra, aprovechando que la Confraria 
		portuguesa de los Nabos e Compañia estaban también entre los presentes y 
		ningún año faltan a esta cita.