La Cofradía del Cau del
Vi celebró su XXIII Añada
La cofradía del Cau del Vi de Alicante
cuenta sus capítulos como añadas. Y es que esta cofradía veterana defiende
los vinos de Alicante. Esos vinos que otrora fueron manjares de grandes
banquetes gastronómicos y estuvieron en las mejores mesas y que ahora
vuelven a degustarse con el sabor de antaño.
La reunión de cofradías se realizó a las
18:15 en el Ayuntamiento alicantino, para realizar posteriormente una
visita al Museo Gravina, donde los magníficos comentarios de una erudita
guía enseñó a los presentes las obras de arte allí expuestas, desde la
edad moderna hasta la contemporánea.
Y después desfilé hacia el Casino, donde se
celebró el Gran Capítulo. Tras una introducción de su mantenedor y de las
palabras de su presidente fueron invistiendo a los cofrades de honor y a
las cofradías allí presentes en un marco inigualable de una sala romántica
y de una importante exposición de cuadros que llenaban de color el acto.
La intervención de Loreto, directora de la
D.O. Alicante hizo que los presentes conocieran en su discurso que los
vinos de Alicante ya fueron comentados en la literatura antigua y fueron
llevados en sus viajes por Elcano y Magallanes.
Pero la nota final, la puso el presidente de
la Cofradía, Alfredo Lagmaniere, cuando habló de las virtudes de uno de
los vinos alicantinos más preciados en el mundo: EL FONDILLON. El turrón y
fondillón hacen que Alicante sea la millor terreta del mòn.
Y es que el ritual de investidura se hace
brindando con Fondillón y turrón. Este año el fondillón degustado era,
nada más y nada menos que una reserva de 1830, traída especialmente por su
presidente para este acto.
Después del Capítulo, una cena de gala en El
Poblet, una vieja almazara mediterránea (lugar para prensar el aceite),
adaptada para poder degustar los manjares de esa bonita tierra que es
Alicante.